Crítica a las críticas

El espantoso final de Mass Effect 3 provocó hace poco una reacción casi unánime de parte de los jugadores del mundo, algunos se sintieron tan defraudados que denunciaron a sus desarrolladores, Bioware, en la justicia federal de EE.UU. otros se conformaron con una petición y colecta. Finalmente el Dr. Ray Muzyca, co-fundador de Bioware, cedió a la presión y dijo que trabajan en un nuevo final. La prensa especializada, que tuvo el juego semanas antes de su lanzamiento, no anticipó la tormenta que se vino, e incluso la mayoría de las críticas ni siquiera mencionaron el polémico final.

Cuidado, spoilers.

De lo anterior se pueden hacer varias hipótesis. Una podría ser que los críticos pensaron que el final era horrible y no lo quisieron decir, tal vez por temor a pegarle a un juego que pensaban sería universalmente aclamado, tal vez porque más de un crítico fue despedido por dar puntajes bajos a juegos de empresas de las cuales reciben publicidad. La otra posibilidad es que el final les haya gustado, pero si eso es así, los gustos de los críticos difieren de los de sus lectores.



Un vistazo al sitio Metacritic muestra que el Mass Effect 3 tiene un 90 sobre 100, promediado de 20 críticas profesionales y un 3.8 sobre 10 entre las 1467 opiniones de jugadores. La diferencia es notoria, incluso si se piensa que muchas pertenecen a una minoría ruidosa, la realidad es que la gran mayoría de las criticas falló al interpretar lo que muchos de sus lectores podían esperar del juego.

Los límites de los críticos

Una película puede durar  una hora y media o dos, un juego corto no menos de diez, cinco veces más. Muchos pasan las 30 pero los más largos no tienen una duración definida y la complejidad que a veces alcanzan no permite que se puedan analizar de un vistazo. Lamentablemente los tiempos del negocio no son tan extensos y el apuro le hace daño al resultado final.

Un ejemplo de este problema se puede ver en las criticas al Civilization V que, con honrosas excepciones, llenaron de elogios al juego de Firaxis a pesar de grandes errores de balance, una inteligencia artificial incapaz de usar el nuevo sistema de combate y un sistema de diplomacia psicótico. Para ver esos problemas se necesita tiempo y experiencia con el juego, algo que a los periodistas les faltaba y a la comunidad le sobra. Las diferencias en la recepción del juego, una vez, más fueron notorias.

Otra convención a la que se somete a muchos críticos es a calificar con un sistema alfanumérico. El problema de esta clasificación es que supone que a todos les importa lo mismo en un juego y que tenemos exactamente los mismos gustos. Los promedios ayudan a ver la aceptación de un juego en general pero son inútiles para el lector en particular a menos que sus gustos coincidan exactamente con los del redactor. A esto se suma el problema el espacio ilimitado, que produce críticas tan largas que llevan al lector a conformarse con el numerito en la conclusión.

Es hora de que el periodismo especializado empiece a escuchar a sus lectores, tomándose el tiempo para hacer bien su trabajo. El precio de apurarse en la era digital es quedar en evidencia.